SOBRENATURAL
6:40
Amados, amémonos unos a otros,
porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no conoce a Dios, porque
Dios es amor. 1 Juan 4:7-8
He leído varias veces estas palabras, he analizado su mensaje y lo he practicado, llegando a la conclusión de
que conocer a Dios no depende de cuánto sabes en tu mente, sino de cuánto refleja
su amor sobrenatural en tu vida. Considero de alta importancia reflexionar
sobre esto, especialmente ahora que muchos dicen conocer a Dios y se
identifican como cristianos, pero su egocentrismo dice todo lo contrario.
Soy hijo de pastores, nací en un hogar cristiano, desde los doce años
trabajé en el ministerio juvenil hasta llegar a ser el líder principal… y creía
conocer mucho a Dios. En cierto punto llegué a sentirme frustrado, insatisfecho
e incluso algo enojado respecto a los resultados de “mi ministerio”, más Dios
en su bondad me hizo comprender un par de cosas: La primera, que el ministerio
no es mío, es suyo; La segunda, que todo lo adverso que sentía era consecuencia
de que en verdad no amaba a los jóvenes, sino mi propio éxito (eso realmente
dolió).
Una tarde pregunté a los jóvenes si me consideraban un buen ejemplo y
8 de 10 respondieron que sí, pero luego pregunté ¿Cuántos están seguros de que les amo? Entonces 8 de 10
respondieron que no, ¿cómo podía ser eso posible? Bien, yo era un ejemplo de
puntualidad, de conocimiento, de trabajo, de preparación, de responsabilidad,
pero no del amor de Dios, y si me faltaba amor, me faltaba Dios. Por años había
acumulado información sobre Dios, pero no me había sumergido en una relación
íntima con él, por eso no podía amar como él ama.
Todo ser humano ama, pero con amor terrenal, un amor que se da al que le
hace bien, al que le agrada, al que le gusta o atrae, pero el amor de Dios va
más allá de la naturaleza y la mente del hombre, es sobrenatural y es capaz de
hacer “locuras” como:
Procurar el mejor bien del enemigo.
Hacerle bien al que le aborrece.
Bendecir al que le maldice.
Orar por el que le difama.
Sufrir agresiones las veces necesarias, si el
propósito lo amerita (no es masoquismo).
Dar más allá de lo que se le requiere.
Darle a todo el que pida.
No reclamarle al que le roba.
Ser bondadoso con el ingrato y perverso.
Ser misericordioso.
Tratar a todos como a sí mismo.
Éste es el amor de Dios, así ama por naturaleza, confírmalo en Lucas
6:27-36. Si ya lo has confirmado, en este momento puedes preguntarte ¿tengo
este amor?
Yo no amaba a los jóvenes con el amor de Dios, los veía con ojos
humanos, no con los de mi Señor, los juzgaba, criticaba y menospreciaba en mis
pensamientos (de seguro también lo hice con algún gesto, mirada o tono de voz).
Como puedes notar, nacer en un hogar cristiano no te hace cristiano en
automático, el autor de la fe es Cristo, no tu familia, no lo digo yo, lo dice
la Biblia (Hebreos 12:2). Hacerme consciente de todo esto me dolió en el alma,
me sacudió, golpeó mi ego y mi religiosidad, pero fue el comienzo de todo un
nuevo caminar en el ministerio cristiano, que ahora no era algo que creía
merecer, sino un privilegio que agradecía.
Necesitaba a Dios para poder amar, porque él es el amor, así que hice
a un lado mi ego y me rendí, busqué conocer el carácter de mi Padre celestial a
través de Jesucristo y progresivamente las cosas cambiaron. Entendí que el amor
es fruto de andar en el Espíritu, no de mi esfuerzo por tolerar a las personas;
entendí que puedo hacer muchas cosas buenas como predicar, enseñar, cantar y
demás, pero que eso no garantiza que en verdad conozco al Señor, Jesús dijo que
MUCHOS le dirán, “Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Pero él les responderá: Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE
PRACTICAIS LA INIQUIDAD (Mateo 7:23-24)”; finalmente entendí que amar como
Dios no dependía de mi estado de ánimo, ni de mis emociones o gustos, sino de
creer y vivir su palabra.
Con la mente renovada y con el poder del Espíritu en mí comencé a actuar en
una forma parecida a Dios. Fui con un espíritu de paz a buscar la paz con gente
que había hablado mal de mi abiertamente, también pedí perdón a quienes ofendí,
el resultado fue espectacular; también empecé a dar más tiempo para escuchar a
los jóvenes, a conocerlos y orar por ellos. Algo importante es que dejé de ver
con prejuicios, les quité las etiquetas a mis hermanos y cambié mi forma de
tratarlos, las críticas se fueron, en lugar de eso floreció afecto fraternal.
Hoy puedo decir que conozco a Dios, pues experimenté la vida
sobrenatural de Cristo en mí conduciéndome a hacer lo que en mis fuerzas no era
posible, ahora sé lo que es amar como Dios ama, aunque por su puesto estoy a
años luz de su perfección. Para gloria de Dios mi cambio influyó en otros que
también se despojaron de ego y religiosidad para darle lugar al hermoso amor
del Padre, incluso hace unos meses esta obra fue perfeccionada porque varios
jóvenes varones rompimos con el molde cultural y comenzamos a saludarnos con un
beso, aún es raro para algunos, pero yo agradezco a Dios porque nos lleva a más
y más.
Como conclusión sólo quiero declararte nuevamente lo que la palabra de
Dios dice, pero de forma directa para tu mente y corazón: SI NO AMAS (como
Dios) NO CONOCES A DIOS. ¿Sabes mucho de Dios? Honestamente te felicito por
eso, pero no es suficiente, lo que necesitas es conocer mucho a Dios y la
evidencia de eso será que practiques más y más el amor del Padre, sí, ese amor
ilógico, raro y extraterrestre con el que de hecho él nos amó primero. Si ya lo
estás practicando ve por más, porque ya debes saber algo, que recibir y dar el
amor de Dios es la verdadera felicidad.
Por Zabdi Juárez
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1 comentarios
Bendiciones hermanos
ResponderEliminarRecién leí algunas entradas de su blog, y ha sido de gran bendición.
Me comunico por dos cosas, estoy interesado en dar a conocer mi blog http://benjaminalcorta.blogspot.mx/ y al mismo tiempo dar a difundir otros (con su permiso) esto con el motivo de extender la palabra de Dios, quedo en espera de sus comentarios para ver si podemos hacer algo al respecto.
Saludos y un fuerte abrazo! Bendiciones!