MÁS GRANDE QUE...

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MÁS GRANDE QUE..

¿Alguna vez has tenido tanto miedo que el último lugar donde desearías estar es en tus zapatos?
¿Has sentido que no tienes salida del lugar en donde estas?
Yo creo que a todos nos ha pasado alguna vez.


Imagina. Estas por una calle vacía y obscura,  donde parece no haber nadie y podrías pensar que saldrás sano y salvo pero igual te da pánico pasar por ahí , tu imaginación se pone en marcha, ideas que no son tuyas comienzan a surgir una tras otra, cosas tenebrosas y locas giran alrededor de ti, y de ir confiado al 100% comienza a disminuir rápidamente tu seguridad a medida que vas avanzando, sabes de dónde vienes y sabes a dónde vas, sin embargo el camino se comienza a tornar variante, curvas, baches, charcos y uno que otro obstáculo en el recorrido pero lo más emocionante es que a pesar del miedo decides  seguir adelante  ya llevas más de la mitad del trayecto y estas a nada de llegar , te encuentras  cuesta arriba y es algo pesado continuar pero eres fuerte y lo vas a lograr… de pronto sale una bestia de entre la hierba, comienza a hacer ruidos fuertes casi como si estuviera gritando enfurecida, tú no entiendes el por qué te pasa esto si tú lo último que querías era pasar por algo así. Enfurecida la bestia se lanza sobre ti para despedazarte, el temor llena cada espacio de ti y no sabes que hacer, pensar que es el final o quizás creer que llegará alguien a rescatarte, todo es válido en esos momentos de desesperación. La incertidumbre se apodera de tus pensamientos y te paralizas, es una guerra entre sus fuerzas y las tuyas, de lo que ves y lo que no también.

Entonces de entre todo ese peligro que hay, en  ti surge  una esperanza, encuentras un poder supremo que te impulsa a seguir a delante y no detenerte aun y cuando la bestia no quiere soltarte, se aferra a ti y a lastimarte pero tu prosigues, la esperanza se hace más fuerte en ti y los latidos de tu corazón se alteran. Boom de un solo golpe y de tajo la bestia te suelta y se paraliza, es momento de seguir con el camino, la adrenalina continua porque no debes detenerte aún a ver los estragos que ha dejado en ti el ataque, estas a punto de llegar a tu destino, sigue! No te detengas!
Prosigue que la meta está más cerca, solo reflexiona… Sigues vivo, sigues en el camino.

Quizás estábamos ahí por voluntad propia, tal vez alguien nos obligo a pasar por ahí, o puede  que el pasar por ahí sea consecuencia de una decisión, el chiste es que ya estábamos ahí y el ataque fue real, incluso el miedo que sentimos fue real, pero más real aun el hecho de que seguimos vivos, sino me crees pellízcate un brazo!

En esta peculiar historia que te estoy contando te doy permiso que la hagas tuya, identifícate, ponle nombre a todo, al destino, al camino, a los obstáculos, hasta a la bestia también nómbrala como a ti se te venga en gana. Pero la única condición que te pongo es que a la esperanza, a esa fuerza sobrenatural que mencionaba le nombres Dios o Jesús como te guste más. ¿Ya lo hiciste? Bien continuemos…

La biblia nos narra que Jesús fue una persona humana, que sentía como tú y como yo, aunque en ocasiones nosotros lo ponemos en estándares tan altos que olvidamos que así como nosotros él también fue expuesto al peligro, Dios padre lo paso por el fuego para probarlo y eso mismo hoy en día él hace contigo, te pone en situaciones irrepetibles e inimaginables que causa temor ¡claro!, que nos llenamos de dudas ¡Desde luego! Que dan ganas de abandonar ¡Ni me lo digas! (Me pasa de vez en cuando).

Y uno de los pasajes que expone a Jesús como un hombre que sintió miedo, no que fuera cobarde eeh! Sino que sintiera pavor es el del huerto de Getsemaní, donde estaba a nada de ser entregado para su tortura, la Biblia nos describe a grandes rasgos lo que Jesús sintió en ese momento
 “y comenzó a sentirse triste y angustiado” .

Entre algunos sinónimos de la palabra angustiado podemos encontrar, afligido, preocupado, espantado, atormentado y desesperado. Mismas sensaciones que hemos conocido en momentos varios de nuestra vida. Jesús sintió pánico porque ya estaba ahí y sabía que era lo que iba a suceder. Imagínate si Jesús siendo el hijo de Dios y sabiendo qué iba a suceder, sabía quién lo respaldaba y quien lo guardaba sintió miedo, no quiero ni imaginarme cómo es nuestra reacción al toparnos con algo inesperado que nos ocasiona temor, el único pequeño detalle fue que el Señor no se puso a gritar de desesperación, ni a llorar como recién nacido, mucho menos se fue a esconder. 
Sino que fortalecido en el espíritu doblo sus rodillas y oro a Dios, es bastante fuerte y poderoso lo que menciona el Señor en esta parte, incluso me pone los pelos de punta pensar en el incomparable valor que tuvo para decir «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»

Aun sintiendo todo eso Jesús puso en manos del Padre su pesadilla, era claro que él hubiera preferido no tener que pasar por todo eso, pero dijo valientemente “que no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” se escucha sencillo decirlo pero creo que a ti y a mí nos hubieran temblado las piernas del miedo.
El desenlace de este pasaje claro que no fue el más grato para Jesús pero si lo sería para la humanidad entera. Dios supo porque lo hacía y estoy segura que Dios sabe porque deja que te pase lo que te pasa, no porque quiera verte sufrir ni mucho menos. Lo hace porque cuando él vuelva quiere verte como el rey o la reina que eres, con la cabeza en alto y con la autoridad que él te ha dado al derramar de su espíritu sobre ti.
Yo no sé cómo hayas nombrado a cada una de las cosas que te pedí de la historia de arriba, no sé cuál es tu meta, menos cuál sea tu bestia, pero deseo de corazón que la esperanza de tu crisis sea la misma esperanza que la de Jesús en su tristeza… ¡Dios!

No importa si la bestia te tiene entre sus garras, o si a penas la estás viendo venir hacia ti, mantente firme en tu esperanza y confía, tal vez estas pasando por ese momento crítico como consecuencia de tus decisiones  o por otras cosas más, solo puedo asegurarte que si estás ahí es porque Dios lo ha permitido y quiere darte la fuerza que necesitas, deja de lado las excusas, el temor, el egoísmo, la soberbia, la flojera, el coraje, no sé qué sea lo que tengas que dejar para seguir adelante. Si tú no te agarras fuerte para levantarte lamento decirte que tu enemigo, tu situación, tu prueba o tu bestia tristemente te va a devorar. Y no porque no hubiera quien te rescatara, sino porque tú tomaste la decisión de no recibir la ayuda que Dios te da con mucho amor. Para llenar un vacío hay que reconocer que lo tenemos y que hay la necesidad de llenarlo, así es Dios con nosotros; si no admitimos que lo necesitamos él no va a llegar a la fuerza, eso tenlo muy claro.


El final de esta historia se lo pones tú y tú decides si te quedas en la prueba o la pasas, así de simple es, y así como Jesús lo hizo ora al padre para que en todo momento sea su voluntad y no la tuya, porque aunque duela, lastime y sea horrible todo lo que ves y todo lo que sientes es porque Dios está formando tu carácter y quiere prepararte para la bendición, después de cada prueba viene detrás una victoria con poder de lo alto.


Espero que esto haya sido de bendición para ti y que lo compartas con tus seres queridos y por favor cuéntame cómo has enfrentado tus calles desoladas, tus desiertos, tus pruebas o tus bestias, hazlo por medio de:




concristodeceroacien@gmail.com 

Compartir vivencias en el Señor nos fortalecen.
Anii Funes






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