QUE COMIENCE EL SHOW

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QUE COMIENCE EL SHOW


28 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.» 

Mateo 11:28-30




En ocasiones siento que no debería de haber estudiado comunicación, que no debería trabajar donde trabajo, que no debería de vivir en mi ciudad y es más que ni debería de llamarme Anahí. A veces me siento más como la “extravagante niña de los malabares”. De hecho hace tiempo fui a conocer uno de los shows circenses más extraordinario del mundo, el famoso Cirque Du Soleil y quiero decirte que es algo asombroso y de admirar con sus disfraces elaborados, malabares y movimientos  inesperados, escenografías impresionantes y una historia nada predecible.
 ¡Sí! A veces creo que ese es mi lugar, que debería estar ahí ejecutando algún número con alto nivel de dificultad, para mi trabajada experiencia me gustaría ser aquella que gira platos en el aire, digo, no es por presumir pero soy toda una experta, creo que Dios me ha dado el don de poder ejecutar semejante hazaña.
 Amm creo que no me has entendido aún. Por este lado tengo el de hija de mi madre (bueno así me llaman muchos) No, en serio está el plato de hija que valla que no es nada sencillo mantener en el aire, también está el plato de sobrina, hermana, de auxiliar, de joven, de líder, de hija de Dios, de comunicóloga, de oveja, de compañera, de novia, de amiga, etc. Y todos girando al mismo tiempo. No es que no me guste lo que hago pero creo que así como tú yo también únicamente cuento con dos preciosas manos. Y es complicado todo lo que te digo porque hay días que llego a casa y lo único que deseo es recostarme en mi cama y permanecer ahí, ese es mi lugar secreto, donde puedo estar en silencio, sin que nadie me moleste (no siempre es posible que nadie me moleste pero es lo más parecido a la paz) Todo el tiempo en todo momento estoy rodeada de gente asombrosa pero llega a ser cansado cumplir con lo que todos piden. 

El fin de semana pasado fue algo extremadamente loco para mí. Pasé un tiempo excelente con amigos de la iglesia y admito que no dormí en toda la noche por estar jugando, platicando, conviviendo y buscando un equilibrio entre la visita, la líder, la amiga y la hermana. Al día siguiente cumplir con los deberes de hija con el trabajo de casa, además el compromiso secular como amiga y persona, en fin sucedieron tantas cosas que solo pude dormir 6 hrs en tres días. A todo esto súmale la responsabilidad como congregante y sierva de la Iglesia de Cristo, nunca me ha molestado servir, al contrario es algo que amo con todo lo que soy porque a eso nos llamo Dios a servir y no para ser servidos en todo tiempo y lugar. Pero válgame locura es está, en ocasiones la carga es mucha y siento que los platos están a nada de caer y que el show va a terminar. Y aún no había mencionado que diariamente lucho con ciertas cosas que el enemigo pone en mi vida para desviarme.  ¿Pero cómo permitir que el show acabe y quedar mal con el público? No, no, eso jamás.

A lo largo de mis procesos al caminar con Jesús he aprendido algo muy valioso. Que la única manera de mantener los platos en el aire es aferrado a él, a que él tiene el control y que él es quien me ha puesto estos platos de diferentes tamaños y pesos en mis manos y que yo soy quien debo de rendirle cuentas a él si alguno de estos platos se despedaza. Al recordar que él me los dio me tomo el tiempo de hablar con él y pedirle que sea él acomodando cada plato en el lugar que va.
Al darle tiempo a Dios, él me da más tiempo del que ya tenía y me da fuerza en donde no la había.

Tal parece que la religión es agotadora. Y que no hay manera de que podamos cumplir las expectativas de todos, y el enemigo, como los fariseos del nuevo testamento, pretende hacernos sentir culpables por no hacerlo todo bien. Jesús lo sabía y dijo que si la religión nos consume, lo único que debemos hacer es ir con él. Solo caminando, aprendiendo, conociendo, viendo y actuando con él y para él podemos aprender a conocer los ritmos espontáneos de la gracia.

Hoy te invito a que descanses en él, que no esperes a estar mal para ir en su búsqueda, hoy es el día correcto para ir a sus pies y ponerlo todo delante de él, porque él conoce todo lo que eres y quiere hacerte sentir descanso. Y él te conoce tan bien que sabe que hay ocasiones en que tú mismo te adjudicas platos que no te pertenecen y hoy si tú se lo permites él está dispuesto a romperlos, a deshacerlos y con amor restaurar aquellos que ya has dejado caer. Todo para que continúes con la función, porque créeme que este solo es el principio del viaje.

Dios es bueno y vino para sanar, restaurar y apoyarte en tu camino, ábrele tu corazón, dale tu tiempo y verás que todo es transformado.

Si crees que Dios está restaurándote te recomiendo que escuches esta canción 


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